Según cuenta la tradición en el cabo de Finisterre los romanos encontraron un altar al sol (Ara Solis) construido por los pueblos que habitaron estas tierras antes de la romanización. Es ahí donde se encuentran los restos arqueológicos de Vilar Vello que aún no han sido excavados ni estudiados, así como la ermita de San Guillermo muy relacionada con la cristianización de unos lugares paganos destinados a los ritos de la fertilidad.
Los torreros de Finisterre llevan desde 1883 unos cuadernos con información diaria y pormenorizada sobre el estado del mar y de la atmósfera, así como de los incidentes cotidianos. Los turnos de guardia se llamaban "cuartos de vigilancia" o "cuartos de vela" y su duración variaban con las épocas del año. La limpieza general del edificio era cosa del "torrero de semana" encargado también de la puesta a punto diaria de la linterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario